Si algo nos ha recordado la Semana Santa es que la estacionalidad sigue definiendo el empleo en España dos años después de la reforma laboral. El 68,8% de los contratos firmados en marzo estuvo ligado a una actividad eventual: el 55,1% fueron temporales y el 13,7% indefinidos fijos discontinuos. Pero los datos son mucho mejores que en otros años, como 2019, cuando el saldo superó el 92,4%, lo que permite la aparente paradoja de que la afiliación crezca pese a que cae el número de firmas. Lo que sigue sin cambiar son los puestos de trabajo que concentran estos contratos: de baja cualificación y ligados a los sectores con los peores salarios. Y esto no se debe únicamente a las fechas festivas.
Un análisis elaborado por el SEPE a partir de los contratos acumulados a 2023 revela que la ocupación que genera el mayor porcentaje de contratos, un 10,2% del total, son los camareros, seguidos por los peones agrarios o de industria manufacturera (7% y 6,7% respectivamente) y los profesionales de la limpieza (5,45%). Por su parte, los vendedores de tiendas y almacenes se llevan el 5,3% de los contratos.
A estas cinco profesiones, que suman el 35% de las firmas, les siguen otras quince cuyo peso social entre el 2,3% y el 1,1% hasta constituir el grupo de las 20 más contratadas. Suman el 57% de los contratos y son para puestos que, en su mayoría, exigen una escasa cualificación.
Estos datos no son incompatibles con el impacto de la reforma laboral, aunque arroje resultados que pueden resultar sorprendentes. Por ejemplo, el 50,1% de los contratos firmados por camareros son indefinidos (un 20,1% lo son a tiempo parcial y un 16,2% fijos discontinuos), pero el 33% son temporales de menos de siete días, el porcentaje más alto después del de los artistas, que supera el 83% de contratos de duración mínima. Por su lado, la profesión que firma más contratos indefinidos entre el grupo de las 20 que más puestos cubre es la de empleo doméstico: aquí la tasa supera el 90%.
Sin embargo, el tipo de contracto más frecuente de contrato inicial siendo una modalidad temporal: la justificada por circunstancias de la producción, que supone el 41,9% del total de los firmados. Supera el 39,6% de los indefinidos iniciales, aunque más de un tercio de estos eran fijos discontinuos. Si sumamos las conversiones, los indefinidos llegan al 42,6% del total de los contratos suscritos en 2023, aunque como decíamos en el primer párrafo, el total de temporales supera el 57%.
Los datos del SEPE ofrecen información adicional sobre las características de los trabajadores. El 43,9% de los trabajadores que firmó un contrato en 2023 tenía estudios de educación secundaria general, mientras que solo un 5,7% tenía un título de FP. Estos últimos quedan muy por debajo de los no superaban la educación primaria, que sumaban un 9,5%. Frente a ellos, un 15,1% de los contratados había alcanzado una titulación universitaria o equivalente.
Sesgos por edad y género
El tipo de puestos para los que se contrata se puede explicar por el tamaño de las empresas que lo hacen: el 44,1% son pymes de menos de 25 trabajadores y el 64,15 no supera los 100 empleados. El 71% de estos trabajos se concentra, además, en el sector servicios. La actividad más numerosa, lógicamente, es la hostelería, que acumula 2 de cada 10 contratos firmados en 2023.
El desglose por edad muestra que la franja de edad que acumula más contratos es la de las personas entre 25 y 34 años, que suman el 27,1% de los contratos, seguidos por los menores de 25 años, que se llevan el 23,4%. Por su parte, los mayores de 45 años registran el menor número de contratos. Este reparto es inverso al que presenta el paro, que se concentra en los trabajadores de mayor edad.
Por género, la contradicción se repite: el 53,4% de los suscritos en 2023 los firmó un varón, frente al 46,6% de las mujeres, a pesade que ellas suman el 59,6%. Estos datos muestran un claro sesgo en la contratación que contribuye a entender por qué ciertos colectivos, principalmente mujeres y profesionales seniors, son los más propensos a quedar atrapados en el paro de larga duración.